Análisis del problema

Según Smith y Stewart dicen que la prisión es la forma más categórica de exclusión que permite la ley, aunque el artículo 25.2 de la Constitución dice que “las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social”, aunque podemos ver que en prisión, entran en contradicción dos principios difícilmente conciliables: el punitivo, orientado en la seguridad y el control, y el rehabilitativo, que pretende la reeducación social del preso.

El ingreso de una persona en estas instituciones provoca un proceso segregado, que sufre un proceso inevitable de desidentificación y desocialización que acaba haciendo mucho más difícil el retorno a una vida socialmente integrada, tras su salida de prisión.

Según Manzanos desde la entrada en prisión se pueden distinguir cinco etapas:

• Ruptura con el mundo exterior: esto provoca la separación física.
• Desadaptación social y desidentificación personal: la persona presa experimenta perder progresivamente su identidad.
• Adaptación al medio carcelario: supone una readaptación al nuevo contexto físico y relacional, que algunos han llamado proceso de prisionización.
• Desvinculación familiar: este factor supone la dificultad para el contacto y el encuentro interpersonal que supone estar encarcelado.
• Desarraigo social: la salida de la cárcel supone una pérdida de posibilidades en numerosos ámbitos, debido al estigma.

Vemos un vacío a la hora de la prevención de la delincuencia, ya que como se muestra en las gráfica siguientes, hay un gran número de personas que delinquen. Este amplio sector de la población podría disminuirse con políticas como las que proponemos con este plan de actuación.

A continuación, presentaremos una serie de datos estadísticos para conocer a cuántas personas les afecta el problema tratado y la relevancia que tiene en nuestra población este sector vulnerable: